jueves, 30 de septiembre de 2010

Nada

Por primera vez cuelgo en este blog una historia que no es mía. Su autora es Sara, mi mujer, la "culpable" de que me haya empezado a aficionar a todo este mundillo de los microrrelatos.
Espero que os guste.

Cuando él terminó de hablar pensó: "No tengo nada que decir" y nada dijo. Creyó que aún así debía hacerlo así que buscó en lo más profundo de su alma. Nada. Buscó en los recuerdos grises de su memoria. Nada. Buscó entre las ruinas de su corazón helado. Nada. Incluso buscó en los ojos de él, ansiosos de una reacción. Tampoco encontró nada. Ya era demasiado tarde. De repente sintió un escalofrío. Se revolvió en la cama y se acurrucó bajo las mantas mientras él salía de la habitación con sus quince años de pareja resumidos en dos maletas.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Amigo de lo ajeno

Casi sin dientes ya tomaba prestada, sin ánimo de devolución, la calderilla del monedero de su madre. Después fueron los juguetes de la guardería, y en el colegio los bocadillos que circulaban por el recreo. En la pubertad comprendió que las pagas de los demás muchachos eran esenciales para satisfacer sus caprichos. En la mili creyeron que cambiaría pero allí topó con aquel Subteniente aficionado a escamotear la comida del rancho. Desde ahí encadenó negocios en los que sus credenciales eran expolio y desfalco. Luego desapareció pero hoy aparece en el periódico local: es el nuevo Concejal de Urbanismo.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Sinsentidos

Tras cuarenta días de infierno las mujeres decidieron continuar sus faenas, los viejos descansar y los niños jugar a morir. Impregnados del olor y sabor de la muerte, perdieron su capacidad de recordar sensaciones antiguas; ya no les asustaban las sirenas, ni el rugido de los aviones vomitando odio, ni las estruendosas explosiones. Después llegó la ceguera, no importaba quién caía sino el sálvese quien pueda, y los cadáveres quedaban abandonados porque nadie quería tocar tan de cerca el final. Al entrar los libertadores a la ciudad no hallaron ni rastro de vida, sólo una multitud de piedras andantes.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Amor por lo pequeño

Cuando Marta conoció a Gabriel en aquella feria de nanotecnología no se imaginó hasta qué punto el amor de éste por las cosas pequeñas marcaría su relación. Pese a que Gabriel trabajaba en un laboratorio de microbiología clínica su verdadera pasión eran los bonsáis, coleccionar miniaturas y aquel blog en el que publicaba microrrelatos, haikus y greguerías. A los pocos días se mudaron a un apartamento de 25m2 donde sólo convivieron dos semanas. Aquella mañana en la que la policía se lo llevó Marta descubrió horrorizada las fotos que Gabriel archivaba en aquel portátil que nunca le dejó usar.

viernes, 17 de septiembre de 2010

El placer de morir

Cuando yo era pequeño papá solía morirse dos veces al día. Pasados ya muchos años, aún recuerdo cómo los extraños sucesos acaecidos aquel verano cambiaron drásticamente la relación entre mis padres.

Fue la primera vez que no coincidieron sus vacaciones y así en julio mientras que mamá trabajaba en su turno partido papá se quedaba cuidándome. El detonante fue Carlos, el del quinto, que casualmente aparecía por casa según mamá se marchaba. Nada más llegar entraba con mi padre en la habitación y era entonces cuando entre gritos y gemidos escuchaba a papá exclamar: “Ay Carlos que me muero”

lunes, 13 de septiembre de 2010

Titulo a la basura

Al finalizar sus estudios los proyectos e ideas se agolpaban en su cabeza. Tenía claro los pasos a seguir y se volcó en darse a conocer a todas aquellas empresas que podían estar interesadas en sus servicios. Pese a su ímpetu el tiempo iba corriendo y los sueños acabaron siendo pesadillas.

Portazos en la cara, cartas sin respuesta y discusiones familiares eran su pan de cada día. En pocos años comprobó cómo sus esfuerzos para sacarse aquel título de especialista en Control de Calidad ahora sólo le servían para ser el mejor rebuscador entre los desperdicios de aquel contenedor.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Viva el circo

Nada más verla supe que era lo que siempre había buscado. Cuando apenada dijo que no me convenía porque su vida parecía un circo me dejó lleno de dudas. No podía ser trapecista por mi acrofobia, ni lanzador de cuchillos por mis tics, mi sobrepeso me impedía ser hombre bala, lo de payaso chocaba con mi carácter, para enano me sobraba un metro y lo de mujer barbuda no tenía sentido. Tras mucho discurrir le prometí aportar las luces, la melodía, la magia, la alegría y la ilusión a nuestra relación. Desde entonces vivimos en una eterna gira triunfal.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Balada amorosa

La noticia corrió como la pólvora por el pueblo: tras cuarenta años de matrimonio Avelina se separaba de Críspulo.

Había sido una decisión difícil pero los recientes acontecimientos no admitían otra salida. Se consideraba una mujer chapada a la antigua, de esas que eran capaces de admitir que el marido echara de vez en cuando alguna copa, y algo más, en aquellos locales de dudosa reputación.

Pero Avelina sabe que en lo que le resta de vida nunca podrá eliminar de su cabeza aquella imagen en la que Críspulo hacía balar más de la cuenta a aquel indefenso animal.


P.D. Hoy he publicado una nueva entrada en mi otro blog titulada "Neira". Para los que no conozcáis "Mis fotos de Madrid" os animo a que os déis un paseo por allí. Os espero.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Memoria histórica

Cuarenta años de silencio aderezados de miedo y odio. Veinte años intentando rescatar de la memoria todo aquello que durante tanto tiempo se vio obligado a callar. Diez años de lucha anhelando el día en el que pueda recuperar de la tierra y el olvido al padre que nunca conoció.

Pese a sus setenta años Emilio aún pelea para que esa vieja foto de estudio no sea el único recuerdo al que aferrarse. Con los ojos humedecidos asegura que hasta que su padre no tenga un descanso con lápida y flores no sentirá que aquella guerra fratricida ha terminado.

jueves, 2 de septiembre de 2010

La bella durmiente

Entró en la gélida sala, la vio y se quedó sin aliento. Frente a él estaba la mujer más hermosa que había visto en su vida. Hechizado por su belleza la contempló durante unos minutos hasta que se decidió. Se acercó hasta ella, se inclinó y besó dulcemente sus lívidos labios.

A partir de entonces sus recuerdos son confusos, pero el correo de hoy lo explica todo. Acompañando a la carta de despido de su empresa “Security 10” se encuentra un ramo de flores cuya tarjeta dice: “Pese a todo gracias por devolvernos a nuestra hija a la vida”

Los otros caminos

Esta es mi segunda propuesta para el concurso de Zenda  #HistoriasdelCamino Los otros caminos Cuando reservé el autobús para ir hasta Vilalb...